Crítica cinematográfica: Bob Marley: la leyenda (2023)

Un suceso fílmico histórico y emotivo

El día lunes, mi jornada preferida para asistir a la sala de cine, disfruté de la película Bob Marley: One Love, titulado en español Bob Marley: la leyenda, dirigida por el realizador norteamericano Reinaldo Marcus Green, reconocido por participar en entregas como Monsters and Men (2018), King Richard (2021), entre otras. Conformando en esta ocasión equipo junto a Brad Pitt, Robert Teitel y Rita/ Ziggy/Cedella Marley en la producción, Terence Winter su guionista, Robert Elswit su fotógrafo y Pamela Martin en el montaje. 


 


Esta cinta estadounidense se ubica a mediados de un siglo acontecido y fascinante como el XX, la cual relata la vida del legendario cantautor jamaiquino llamado Robert Nesta Marley, mejor conocido por el nombre de Bob Marley, que luego de una juventud difícil ante la ausencia de un miembro familiar relevante, todo cambiaría para bien al enamorarse intensamente de la música -medio trascendental que interpretaría para transmitir un mensaje existencial.

Participan artistas como: Kingsley Ben-Adir, Lashana Lynch, Michael Gandolfini, James Norton, Tosin Cole, Nadine Marshall, Anthony Welsh y Sundra Oakley.



Bob Marley: la leyenda es un film biográfico del icónico cantante/compositor "de las greñas" mencionado previamente que se caracteriza por géneros cinematográficos tan elocuentes como el drama y musical, destacando gracias a su argumento intrigante de inicio a fin, actuaciones actorales conmovedoras, labor fotográfica brillante y montaje impecable.

La aventura transcurre en la tropical y diversa nación de Jamaica, una de las islas más grandes del mundo localizada en la América Insular, siendo este el hogar cálido de un niño quien vive con su madre C. Booker a solas tras una separación inesperada de su figura paterna a temprana edad. Pero esto, a pesar de su tristeza, lo impulsaría inconscientemente a buscar una pasión (y vaya que la encontraría).

Ahora, pese a estar sobrellevando un proceso arduo de aceptación para intentar dejar atrás el pasado, a Bob se le dificultaría superar considerablemente mencionado suceso al conocerse que su progenitor era de raza blanca, convirtiéndolo en un individuo con mezcla étnica en una sociedad racista -característica que injustamente lo perjudicaría al recibir numerosos insultos- pero en medio de, este lidiaría con eso y conocería a otra cara fascinante de la moneda inesperadamente. 

Pudimos detectar al desarrollarse el primer acto, que la figura principal no solo sería el centro de la producción sino que las múltiples celebridades que integran esta elaboración le infundirían un aporte sensible pero trascendental necesario a la narración fílmica para acrecentar la vistosidad del héroe jamaicano.   

Morando en un pueblo humilde y sencillo como Nine Miles, la madre Cedelle e hijo vivían en una precaria situación económica, esta primera buscando la forma de obtener mayores ingresos monetarios para subsistir. Por causalidades del destino, el joven de apellido Marley conocería a quien fuere después su mejor amigo, Bunny Wailer, sujeto por el cual decidiría emprender el viaje hacia un impredecible camino como el artístico, trayecto que le permitiría conocer y moldear su especial talento con el fin de expresar sus sentimientos de una manera melódica e impecable. 

Debido al comportamiento instintivo de la curiosidad, a través del uso de una guitarra modesta hallaría distracción en su tiempo libre ante el cochambroso entorno y una realidad cruel, instrumento que sería uno de sus más especiales aliados desde ese momento. Ante su vehemente ingreso al ámbito musical, "Robert" formaría amistad con otro muchacho hábil nombrado Winston Hubert McIntosh (o Peter Tosh), que junto a su compinche Bunny, los tres crearían la irreverente banda denominada Los Wailling Wailers. 

Al descubrir la devoción por el canto y la práctica musical, Robert Nesta conocería a Rita, una mujer guapa practicante también de la vocalización al pertenecer como corista a The Soulettes, un trío creado a mediado de los años 60s. Al principio solo habría una mera simpatía entre ambos, pero la química iría creciendo como la espuma hasta conformar una maravillosa relación amorosa. Inclusive, los dos se unirían concienzudamente a la religión Rastafari -un movimiento de tipo filosófico y espiritual. 

He acá una inflexión importante en el desarrollo argumental, ya que el protagonista de la misma tomaría un rol mayor al descubrir un método maravilloso de comunicar sus emociones, cualidad que lo impulsaría a demostrar valentía junto a su banda en una sociedad resquebrajada por la anarquía y el poder -hecho que aportaría intriga por saber que le depara al personaje principal.   

Influenciado desde su infancia por géneros musicales con bastante apogeo en esa época como el soul y blues, el muchacho Marley reflejaría eso en su recién fundada agrupación de Los Wailling Wailers, quienes luego de un cuantioso tiempo estudiando partituras a granel, su esfuerzo rendiría sus frutos al atrapar los oídos de un percusionista reconocido que los conduciría a un productor local -este último se cautivaría inmediatamente por la capacidad intelectual del conjunto y no dudaría en promocionarlos. 

Renovada inmensamente la corriente de pensamientos con origen jamaiquino en la isla, la cultura Rastafari se reflejaría notoriamente en las letras de sus futuras composiciones que marcarían un hito en la historia interpretativa. Partiendo desde este punto, Bob y sus fieles compañeros emprenderían una aventura que los catapultaría a un éxito sin precedente alguno. Asimismo, decidirían reformar el nombre de la pandilla a The Wailers.

No obstante, ante un clima álgido y problemático a lo largo de los años 70s causado por conflictos entre los distintos partidos políticos, el territorio caribeño de donde era oriundo Marley convivían en una latente angustia diariamente. Aferrado a la fe y a su creencia religiosa, el intérprete cristiano aprovecharía de algún modo esta situación para promover la hermandad con la ayuda de sus pistas -fungiendo, indirectamente, como un pacifista para la sociedad.

Convertido en un líder y actor apolítico pleno contra la injusticia, el delgado mulato con rastas decidiría participar en un concierto gratuito pese a los ánimos caldeados que originaría una guerra civil en las calles jamaiquinas, escenario que desafiaría completamente a las distintas toldas gubernamentales con la finalidad de limar las asperezas sociales. Aun así, dos jornadas posteriores al haber concluido el evento, esta decisión le traería a "Tuff Gong" y a los suyos una consecuencia casi mortal -enalteciendo aun más su figura como eje del cambio. 

En este punto de la narrativa se marcaría un "antes y un después" en la existencia del gran B. Marley, que con impotencia ante lo sucedido por la lamentable circunstancia , esto obligaría a decidir dejar su tierra amada para protegerse junto con los suyos. Un parecer que le traería tranquilidad y bienestar durante un tiempo desde el exilio, episodio que a la vez le permitiría inspirarse sorprendentemente hasta tal magnitud que lo catapultaría en leyenda dentro y fuera de la música, sin duda alguna.

Este sería el quinto laboreo en el repertorio filmográfico de R. Marcus Green y la primera creación de esta calaña que rememora la biografía de un sujeto tan querido hasta el sol de hoy como Bob Marley, algo que ha generado atención mundial desde su anuncio.

Como aspectos positivos hay varios, como, por ejemplo, la labor del cineasta estadounidense R. Green al desempeñarse notoriamente al seleccionar a un brillante reparto actoral y atinar en la ejecución del guion técnico -puntos importantes que llevaron al producto final a buen destino. En la producción participaron diferentes integrantes como Brab Pitt, Robert Teitel y familiares de B. Marley, todos estos reluciendo al complementar la actividad creativa del director desde lo organizativo y publicitario, unión armónica como sonido que hace vibrar las cuerdas de la guitarra. Robert Elswit completó una labranza increíble en el área fotográfica, creando una atmósfera especial en cada óptica y composición para la puesta en escena. La señorita Pamela Martin deslumbraría en su faena como la editora audiovisual, ilustrando increíblemente cada detalle en los determinados escenarios obtenidos en las tomas capturadas.

En el elemento actoral hay una ocupación reluciente, y una de ellas que cumple eso a cabalidad es el laboreo impresionante de Kingsley Ben-Adir al encarnar a Bob Marley, individuo empático y perfeccionista. Lashana Lynch luce muy bien como Rita Marley, dama luchadora y perspicaz. Otro de ellos es James Norton, quien relumbra al personificar a Chris Blackwell, tipo listo y honesto.

Existen componentes innegables ante la pantalla grande resaltados anteriormente, sin embargo, uno de los factores negativos es claramente el guion, afectando sustancialmente a la obra en el avance de la misma, apartando sorpresivamente anécdotas elementales (algunas muy polémicas, eso sí) de El Rey del Reggae, desperdiciando así una inigualable ocasión para incorporar a un nuevo público y generar un impacto más profundo en el fanático.

Seas seguidor de este legendario y memorable cantautor greñudo o no, este filme será una colirio para tus ojos, cumpliendo en ocasiones relucientemente la finalidad de despachar un mensaje revolucionario que transforme tu pensar: un amor, cero problemas. 

La entrega posee 104 minutos de duración, dispuso de 70 millones de $ como presupuesto, es producida por Plan B Entertaiment/State Street Pictures/Tuff Gong Pictures y distribuída por Paramount Pictures.

Si deseas contemplar esta entrega cinemática, el 23 de enero del presente año fue lanzada oficialmente a nivel mundial.

Hasta la próxima, cinéfilos.    

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